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Mi corazón grita


Nos hace falta razones para no decir lo que pensamos y muchas más para no decir lo que sentimos.  En algunas ocasiones nadie puede afirmar que nos conoce, guardamos todo, lo vamos acumulando por años, el problema es que lo que generalmente guardamos son resentimientos y rencores (venganzas muchas veces y hasta ganas de matar a más de uno, o por lo menos a uno),  tenemos la habilidad de esconderlas bien para que nadie las encuentre y nosotros no las diremos por más que nos pregunten mil y un millón de veces: si nos pasa algo?.   El resentimiento lo dejamos oculto y hasta un poco sepultado, y seguimos con nuestra vida muchas veces, en ocasiones porque la persona causante de nuestro sufrimiento no está  en estos momentos con nosotros;  pero, la historia cambia cuando decide aparecer  en nuestra perfecta vida sin esos malos recuerdos (y dolores) nos damos cuenta que aún nos duele, y nosotros volvemos al principio: resentidos y amargados: Lo interesante es que  tal vez aquella persona ya ni recuerde lo que nos hizo o le dio poca importancia al asunto. Otros en cambio toman el camino de mantener vivo su dolor a pesar de los años, alimentando un rencor tan grande que el reencuentro resultará satisfactorio porque puede darle la oportunidad de una revancha, aunque en más de una ocasión haya dicho: que  perdonó pero que jamás olvidará";  solo que, da la casualidad que ese "jamás olvidará" no lo deja ser feliz. 

Cuando  nos demos cuenta que llevar esas cargas tan pesadas en nuestra alma y en el corazón, nos hace más mal que bien y  perdonamos todo y a todos,  habremos comprendido que también somos gente que necesita perdón, que no somos infalibles, que también en alguna ocasión hemos lastimado tal vez en menor grado,  sin embargo nadie merece que lo hagan sufrir, nosotros tampoco estamos exentos,  pero, el ser humano es imperfecto. Llegar a comprender eso, es un  proceso largo, a veces  de muchos años y de mucha fuerza de voluntad, pero no es imposible.  Con el tiempo el dolor que tanto nos lastimaba  va cediendo, hasta quedar nada, luego son solo cenizas, que, afortunadamente se las lleva el viento, eso es lo bueno. Una vez que pasemos  ese lumbral, estamos del otro lado, podemos decir que hemos perdonado,  pero mas que todo nos habremos liberado.

Muchas ocasiones sentiremos que a pesar del dolor o del resentimiento nuestro corazón grita por perdonar, es bueno escuchar al corazón,  después de todo lo escuchamos cuando estamos enamorados, así es que demos al corazón la oportunidad de decidir sobre lo que nuestra lógica no nos permite.


Un abrazo.



Comentarios

  1. Hola Rosa Blanca esta muy bonito tu blog te felicito.

    Lo que dices del perdòn tambien lo habia pensado porque con el tiempo te das cuenta que no es esta bien mantener eso en nuestro corazòn.

    Abrazos

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  2. Hi que bello, no puedo dejar de leerlo.

    Cada palabra tiene mucho de razòn.

    Un fuerte abrazo

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  3. muchas veces no nos damos cuenta que al no perdonar somos nosotros los mas perjudicados porque seguimos alimentando ese recuerdo y somos nosotros los que nos lastimamos al recordar.
    Perdonar y olvidar algo tan difícil pero necesario.

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  4. gracias Maria del Mar por los comentarios fuerte abrazo para ti.

    saludos

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  5. Gracias enamorada de la Vida, el perdón nos ayuda a ser libres y a estar en paz.

    saludos

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