Nos hace falta razones para no decir lo que pensamos y muchas más para no decir lo que sentimos. En algunas ocasiones nadie puede afirmar que nos conoce, guardamos todo, lo vamos acumulando por años, el problema es que lo que generalmente guardamos son resentimientos y rencores (venganzas muchas veces y hasta ganas de matar a más de uno, o por lo menos a uno) , tenemos la habilidad de esconderlas bien para que nadie las encuentre y nosotros no las diremos por más que nos pregunten mil y un millón de veces: si nos pasa algo?. El resentimiento lo dejamos oculto y hasta un poco sepultado, y seguimos con nuestra vida muchas veces, en ocasiones porque la persona causante de nuestro sufrimiento no está en estos momentos con nosotros; pero, la historia cambia cuando decide aparecer en nuestra perfecta vida sin esos malos recuerdos (y dolores) nos damos cuenta que aún nos duele, y nosotros volvemos al principio: resentidos y amargados: Lo interesante es que tal vez aquella persona
ESCRIBIENDO CON EL CORAZON